El policía que estaba al servicio del narco paraguayo

Se trata de Adrián Celler alias “Tripa” o “Piki”, procesado por sus contactos con un hombre vinculado al narcotráfico. Entre ellos hubo más de 200 llamadas.

En noviembre de 2017, una banda delictiva conformada por policías ingresó ilegalmente a una casa en Barranquitas.

El “procedimiento” fue sin orden de allanamiento, encapuchados, y por si faltaba algún detalle grotesco, los “hombres al servicio de la ley” llegaron en un auto BMW de alta gama.

Mientras todo esto se producía llegó una unidad del comando radioeléctrico al lugar, detuvo a los policías descarriados y los trasladó a la seccional 6a.

Se trataba de Adrián Celler, Ezequiel Romero, Leonardo Velázquez y Cristian Gutiérrez.

Todos quedaron detenidos por orden de la fiscal que emprendió una causa por allanamiento ilegal, robo y por intentar la falsificación de un acta.

Celer era el dueño del BMW.

Según publicó el sitio web www.zonacriticaonline.com, el juez federal de Santa Fe, Francisco Miño, procesó a Celler alias “Tripa” o “Piki”, el pasado miércoles por confabulación agravada y violación de secreto al ex policía santafesino.

Por la causa del allanamiento ilegal, el policía corrupto está preso cumpliendo condena mientras se sustancia otro legajo fiscal por su crecimiento patrimonial injustificado.

En medio de la pesquisa por el primero de los hechos, el fiscal del Ministerio Público de la Acusación Ezequiel Hernández, remitió a la justicia federal una serie de mensajes de Whast App en los que Celer se vinculaba a un ciudadano paraguayo relacionado al negocio narco.

El 7 de marzo fue indagado por el juez Miño, por pedido del Fiscal Federal Walter Rodriguez, que recibió las actuaciones del MPA.

El secuestro del teléfono de Celer permitió peritarlo y encontrar mensajes de Whast App en donde el policía tiene intercambio de información con un ciudadano argentino, pero residente en Paraguay, al que el juez Miño asocia con tareas vinculadas al tráfico de drogas.

Celer tuvo comunicación con este ciudadano identificado como Jorge Luis Duarte, alias “Gordo Pacuala”, quien le brindaba datos sobre puntos de ventas en la región, con el objetivo de esmerilar una competencia en el rubro narco, según la conclusión del magistrado, que en sus 47 páginas del procesamiento incorpora la mayoría de esos mensajes.

Además, el imputado realizó un pago de casi 20 mil pesos por la vía de cancelación del sistema de Wester Union, ubicado en el zona del Wal Mart local.

Cuando el fiscal Rodríguez pidió la indagatoria de Celer también solicitó que se lo impute por el delito de comercialización, ya que en varios chats aparecía una relación con un contacto identificado como “Taco”, que a la postre resultó ser una policía santafesina, a quien suministraba de drogas, no sólo a ella sino a su entorno.

Según esa hipótesis, el rol de Celer era romper los puntos de venta ilegal de varios lugares en Santa Fe y alrededores y despejar ese terreno en favor de los paraguayos.

Además, quedó en evidencia en esos chats que el policía sabía de un cargamento de drogas que iba a ingresar a la ciudad en un camión, frustrado luego por el accionar de “Piki”, que en su telefóno aparecía con el sobrenombre de “Tripa”.

En su defensa el policía dijo que “Pascuala” era un informante suyo y del ex jefe de la URI Luis Maria Siboldi, a quien también le pasó el dato del camión con drogas que, supuestamente, iba a ingresar a Santa Fe en octubre de 2017.

Sobre “Taco” señalo que era otra informante, que ejercía la prostitución en la zona de Avenida Blas Parea.

En cuento al giro de 19.100 pesos a Paraguay vía Western Unión justificó ese giro diciendo que tenía como objetivo comprar repuestos para su BMW.

“’ Taco’ me daba información sobre puntos de ventas de drogas en la ciudad y me pedía dinero por cada dato que me daba, de eso se encargaba Siboldi, que me daba el dinero a mí y yo a ella”, señaló “Tripa”.

“Toda la información que yo recababa se la daba a Siboldi, una vez le dije que quería documentar este esquema y él me dijo que no era necesario, que él se lo pasaba a Zanella, subjefe del Comando de entonces o a los jefes competentes”. Entre Celer y el Gordo Pacuala o “pascual 2” hubo cerca de 200 llamadas, lo que hizo suponer al juez Miño que el trato entre ambos era más que frecuente.

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