El mundo del teatro siempre nos sorprende con propuestas que invitan a la reflexión, y La piel en carne viva, dirigida por Alberto Serruya, no es la excepción. Esta obra, cargada de metáforas y referencias históricas, nos lleva a cuestionarnos sobre la ciencia, la vida, la obsesión por el cuerpo y el paso del tiempo.
Un hombre que compite con Dios
«La piel en carne viva» está inspirada en una potente frase de Leonardo Da Vinci: “Una obra de arte nunca se termina, solo se abandona”. Desde esta premisa, la trama se sitúa en un sótano oscuro y húmedo donde un médico, desesperado por devolver la vida a una mujer, compite con lo divino. Rodeado de flores, este personaje intenta lo imposible mientras es asistido por otra mujer que, obsesionada con documentar cada detalle, no deja de escribir.
Influencia histórica: el mito del cuerpo de Eva Perón
La obra no solo nos transporta a un ambiente cargado de tensión y simbolismo, sino que también toca temas históricos. Serruya reconoce una insp..