Las diferencias entre un vino joven y un vino añejo

Todos sabemos que hay una gran variedad de vinos: tinto, blanco, rosado, espumoso, dulce, seco, etc. Dentro de este gran abanico de elecciones, Mario Bass nos explica las principales diferencias que existen entre un vino joven y uno añejo.

En primera medida hay que saber es que los vinos jóvenes son esos que pueden llegar a nuestras manos durante su primer o (como máximo) segundo año. Para ello, esta bebida es directamente embotellada tras su fermentación en los depósitos. Mientras que, en el caso de los vinos viejos, estos pasan siempre un tiempo en las barricas para posteriormente reposar embotellados. Tanto los jóvenes como los vinos con maduración, pueden ser blancos, rosados o tintos. El tiempo de maduración de un vino, tanto en barrica como en botella, determina que sea de Crianza, Reserva o Gran Reserva.

Si seguimos ahondando en las diferencias entre vinos jóvenes y maduros hay que centrarnos en su color y en su sabor.  En el caso de los vinos tintos, el joven se diferencia por la presencia de un borde rojo o con tonalidades violáceas. Al contrario, los vinos tintos más viejos, maduros o añejos, presentan una coloración terracota.

Ya en cuanto al sabor los vinos jóvenes tienen características de aromas frutales, con matices herbáceos. Los vinos más añejos cuentan con sabores producidos por la maduración del vino, dando como resultado un sabor más intenso y profundo.

 

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